Por: Miguel Ángel Lozano Psicólogo y Pastor
Más que un género urbano, que puede causar daños auditivos por los altos decibeles de ruido que maneja durante tiempos prolongados, el reguetón (o reggaetón) puede trastornar la formación de personalidad en niños y adolescentes transmitiendo una cultura de adicción sexual, ya que si las películas xxx se especializan en la pornografía visual, el reguetón es la pornografía auditiva de este tiempo. Solo por citar alguna frases que se pueden publicar como “Perrea mami”, “Los pantys se los quita” y “Dale pa abajo” desfiguran la imagen dulce de una mujer y lo hermoso de una relación afectiva de pareja, desvirtualizando el género femenino en su expresión por un instrumento sexual donde se figuran literalmente todos los actos sexuales que conforman actos de parafilia o desviación sexual.
El simbolismo de actos obscenos de animales mamíferos con los movimientos sensuales y seductores de una mujer, produce una cultura hedonista sexual que gira solo entorno al placer eros, rompiendo todo tipo de formación cultural en las sanas relaciones sociales.
Debemos recordar que la adolescencia es la última etapa de la infancia donde se adquiere un carácter en formación, en el que el ser humano es una esponja a todo tipo de influencia nueva que proponga nuevos parámetros o estilos de vida de los ya preconcebidos. A la vez es la época de curiosidad y exploración sexual; es allí donde el individuo comienza a tener afinidades emoafectivas, pasando de la sexualizacion de su rol social a un rol íntimo de pareja. Pero lamentablemente cuando un adolescente en la formación de su personalidad es vulnerable a la lírica sexual desviada de este género urbano, tendremos que ver actos promiscuos en niños y adolescentes, justificados en el mutismo social que con su silencio acepta como normal o inofensivo este tipo de mensajes disfrazados mal llamados música de diversión.
Se supone que la música es el lenguaje universal donde la misma naturaleza hace uso de ella: Las olas del mar, el trinar de las aves, el aullido de las fieras salvajes, el llamado de la leona a sus cachorros donde aún los grupos más primitivos se expresan por medio de ella. La música es tan necesaria para la humanidad que hasta nuestro cuerpo es totalmente rítmico, pero lamentablemente convertimos lo hermoso en morbosidad rítmica, admitiendo que es una moda que pronto pasará, pero que su efecto dejará grandes cicatrices en la formación de nuestros hijos.
Después viene la pregunta: ¿Por qué la ONU no nos alerta sobre el crecimiento del madresolterismo, de la promiscuidad en infantes, y de las conductas de autodestrucción en nuestros jóvenes? Es preciso saber que el silencio al problema ha sido la peor respuesta.
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