En los semáforos o simplemente cuando se transita por las calles, algunas personas piden dinero para solventar sus gastos diarios y llevar el pan a la casa. Muchos de ellos, en su gran mayoría personas con sus cinco sentidos, manos, brazos, piernas y pies en perfecto estado, se escudan en la falta de empleo o simplemente en lo que ya se volvió normal en nuestro país, el tema del desplazamiento forzado.
Pero, ¿Cómo es que una persona con sus cinco sentidos en buen estado y con capacidad de desplazamiento propio, necesita de la caridad de los demás, y un hombre sin movilidad en el 85% de su cuerpo sí puede laborar y salir adelante como cualquier ciudadano? Este es el caso de Álvaro Guillermo Flores Carrero, médico Especialista en Gerencia de Salud de la Universidad Icesi de Cali.
Espinaluno y egresado del Colegio San Luis Gonzaga de Ibagué, culminó sus estudios profesionales en la capital del departamento del Valle. Pasó por municipios como Pradera, Palmira y el mismo Cali, desempeñándose como médico de atención prioritaria, médico general y coordinador médico en varias entidades de salud.
Cuando apenas disfrutaba de sus treinta años de vida, en el año 2001, dos días después de celebrar el día panamericano del médico, extrañamente comenzó a sentir algo demasiado incomodo en sus extremidades; un decaimiento físico fue el primer síntoma de alarma que en la madrugada sería acompañado de pesadez absoluta en su pierna derecha y el brazo izquierdo. La movilidad de aquellas partes era prácticamente nula y fue eso lo que hizo que a las 3 de la mañana estuvieran él y su esposa en sala de urgencias para determinar el por qué de dicho comportamiento físico. Al llegar allí, la sorpresa y el temor fueron mayúsculos cuando se dio cuenta que la parálisis comprometía, no solo dos de sus extremidades sino ahora las cuatro.
12 horas después y ya con compromiso respiratorio, el Dr. Flores fue entubado y desde ese momento sedado durante una semana. Dos meses y medio en cuidados intensivos de la Fundación Valle de Lilí, fueron necesarios como parte del trabajo clínico que se adelantó para salvar su vida. Aunque el diagnóstico médico nunca fue claro, algunos especialistas lo determinaron como un Polio Like, (enfermedad infecciosa causada por un virus que vive en la garganta y los intestinos de la persona infectada) haciendo que el Dr. Flores saliera de allí con movimiento exclusivo en ojos.
Pasaron varias semanas para que las terapias dieran resultado; sin embargo, de un movimiento simple de ojos se pasó a movimiento leve de cabeza, luego cuello y finalmente hombros.
Con el ánimo en lo alto gracias a los avances en su recuperación, él y su esposa viajaron a una institución en Bogotá para continuar un tratamiento que le permitiera mayor desarrollo en la movilidad de su cuerpo; solo que no contaban con un gasto que representaba su estadía permanente allí; era de 30 millones de pesos mensuales.
Sin los recursos suficientes en ese entonces para cubrir los altos costos del tratamiento, el Dr. Flores y su esposa conocieron de Teletón, entidad para personas con discapacidad. Fue allí donde recibió el accesorio para la cabeza con el que aprendió a mover mejor su cuello para volver a escribir.
Desde entonces, este espinaluno no ha parado de ejercer su labor médica administrativa. Comenzó como asistente del comité técnico científico en la EPS donde ya había laborado en Cali. Dos años después viajó para Ibagué donde a través de internet, participó en la convocatoria para el curso de tutor a distancia de la Universidad del Tolima donde aprobó y comenzó a ejercer en esta capital.
En el año 2007 y luego que un colega suyo renunciara, concursó para dictar la catedra de Gerencia en Salud aprobando nuevamente y quedándose con el cargo presencial.
Finalmente y algo que no esperaba, recibió una invitación para presentar su hoja de vida en el Hospital Federico Lleras Acosta y participar en dos vacantes que en el momento existían. Fue así como se quedó con el cargo de Referencia y Contra referencia donde laboró hasta agosto de 2014.
Aunque la movilidad que el médico Álvaro Flores tiene en su cuerpo es de hombros hacia arriba, el resto de su cuerpo no perdió sensibilidad. Sus extremidades no pueden moverse pero en ellas siente cualquier contacto que reciba. Esto junto a sus ganas de seguir adelante, el acompañamiento de su familia, su silla de ruedas y su asistente personal, hacen que personas como él digan ¡Sí Se Puede!.